18 abr 2014


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Mezclados los ingredientes y puestos en su recipiente, solo es cuestión de revolver dentro de la caja negra llamada mente y poner en movimiento la actividad imaginativa, revolviendo a gusto y piaccere, ponerlo a fuego lento y que empiecen a levar mundos fantásticos, íntimos y propios con o sin protagonistas, sin límites ni restricciones de ninguna clase para el impulso de su libertad.  
Luego servirlos en la mesa y engullirlos frenéticamente por los globos oculares hasta quedar satisfechos y llenos de objetos, cosas, situaciones, afectos, abstracciones, utopías, etc. 
No queda mas que desear salud, y repetir esta actividad cada vez que sea necesario.



"Nuestra imaginación nos agranda tanto el tiempo presente, que hacemos de la eternidad una nada, y de la nada una eternidad"
Blaise Pascal.